Por Bruno Cortés
La madrugada se mezcló con el cansancio y los papeles apilados en el pleno de San Lázaro. Entre bostezos, cafés fríos y el eco de los discursos que se sucedieron durante más de un día entero, la presidenta de la Mesa Directiva, Kenia López Rabadán, tomó la palabra para poner fin a una de las sesiones más intensas del año. Después de más de 35 horas continuas de trabajo, los diputados concluyeron la discusión del Paquete Económico 2026, ese paquete de leyes que define cómo se va a cobrar y en qué se va a gastar el dinero del país el próximo año.
Con tono sereno pero visiblemente agotada, López Rabadán reconoció el esfuerzo no solo de las y los legisladores, sino también de todo el personal técnico y administrativo que hace posible que el Congreso funcione cuando la política se vuelve maratón. “Agradecemos a todas y a todos los grupos parlamentarios por su altura de miras y trabajo continuo”, dijo la diputada panista, destacando el compromiso de quienes han pasado jornadas completas revisando artículos, reservas y votos en lo general y en lo particular.
La presidenta hizo una mención especial a la Secretaría de Servicios Parlamentarios, ese equipo que, lejos de las cámaras y los reflectores, organiza y revisa cada detalle de las reservas y modificaciones que los legisladores presentan. También agradeció a los medios de comunicación por su cobertura, y al personal de apoyo del recinto legislativo que, como cada año, se convierte en el soporte silencioso de la democracia.
Durante esta larga sesión, los diputados discutieron y aprobaron piezas clave del paquete fiscal: la Ley de Derechos, el Código Fiscal de la Federación, la Ley del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) y la Ley de Ingresos de la Federación. Estos documentos son los que, en términos simples, definen cuánto dinero entra al país por impuestos, cuotas o derechos, y cómo se asegura que ese dinero sea recaudado y administrado correctamente.
Detrás de los tecnicismos y los números, lo que se jugó en San Lázaro fue el futuro de los recursos con los que el gobierno federal buscará enfrentar los retos del 2026: mantener los programas sociales, invertir en seguridad, infraestructura y, al mismo tiempo, controlar la deuda pública.
Con el cierre de esta sesión maratónica, López Rabadán dio un respiro al Congreso y marcó el fin de una de las etapas más desgastantes del proceso presupuestal. Porque, aunque el debate político nunca descansa, por unas horas, al menos, las luces de la Cámara Baja pudieron apagarse.