La Ley de Amparo entra a quirófano: Diputados afinan los últimos detalles en San Lázaro

Por Bruno Cortés

 

En el Congreso, pocas leyes generan tanto debate como la Ley de Amparo, esa herramienta legal que permite a cualquier persona protegerse cuando considera que una autoridad está cometiendo una injusticia. Y ahora, ese escudo ciudadano está siendo revisado de nuevo en la Cámara de Diputados.

El diputado Julio César Moreno Rivera, presidente de la Comisión de Justicia, dejó claro que el dictamen que llegó desde el Senado “es perfectible”, es decir, que todavía puede sufrir ajustes antes de ser aprobado. En buen español: no está escrito en piedra.

Moreno Rivera explicó que se eliminará un artículo transitorio que había generado polémica, ya que abría la puerta a que la nueva norma tuviera efectos retroactivos, algo que en términos legales significa aplicar una ley nueva sobre casos del pasado, lo cual podría afectar derechos ya adquiridos. En otras palabras, si tú ya tenías una protección judicial, esa nueva regla podría ponerla en riesgo.

El legislador adelantó que este lunes por la tarde se reunirán las comisiones de Hacienda y Justicia para dictaminar la reforma. Será ahí donde se tomen en cuenta las observaciones de especialistas, juristas y académicos que participaron en las audiencias públicas celebradas en San Lázaro. Dichas aportaciones —dijo— ya están disponibles en línea y servirán como referencia para que los diputados ajusten lo que sea necesario.

Lo interesante de esta discusión es que no se trata solo de una modificación técnica. En el fondo, el debate es político y tiene que ver con qué tanto puede el ciudadano defenderse frente al poder del Estado. La Ley de Amparo es la vía más directa para proteger los derechos humanos y evitar abusos de autoridad. Por eso, cualquier cambio a esta norma genera tanta atención y resistencia.

Moreno Rivera aseguró que las diferentes posturas que se han expresado fortalecerán el dictamen final. “Todas las opiniones son importantes”, dijo, invitando a no adelantar juicios y a esperar el trabajo de las comisiones. En otras palabras, el mensaje es que el Congreso aún está en modo quirófano: puliendo, corrigiendo y escuchando antes de votar.

En los pasillos de San Lázaro, la sensación es que la reforma saldrá adelante, pero con ajustes de última hora para evitar un choque con la oposición y con los tribunales. Lo que está en juego no es menor: la forma en que los ciudadanos pueden seguir defendiendo sus derechos frente a decisiones del gobierno.

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