Mexicanos en misión de paz: la travesía humanitaria que desafió el bloqueo en Gaza

Por Bruno Cortés

 

En medio de una guerra que parece no tener fin, un grupo de seis mexicanas y mexicanos decidió subirse a un barco con una sola bandera: la de la solidaridad. Se unieron a la Flotilla Global Sumud, una misión internacional que buscaba llevar ayuda humanitaria a la Franja de Gaza, donde miles de familias palestinas sobreviven entre la destrucción y el bloqueo impuesto por Israel.

El diputado José Narro Céspedes, de Morena, reconoció públicamente su valentía. Desde el Congreso, recordó que esta travesía no fue una aventura, sino un acto de convicción y resistencia pacífica. “Emprendieron un viaje hacia un territorio donde el miedo y la injusticia han dominado por años, en un mundo donde algunos se enriquecen con la guerra”, dijo Narro, presidente del Grupo de Amistad México–Estado de Palestina.

Para entenderlo fácil: esta flotilla no buscaba pelear ni provocar. Era un esfuerzo civil, de personas comunes, que quisieron romper simbólicamente el bloqueo y entregar alimentos, medicinas y esperanza. De hecho, “Sumud” significa perseverancia o resistencia firme, y eso fue lo que demostraron los tripulantes: resistir ante la adversidad, tener coraje frente a la injusticia y mantener la fe en los derechos humanos.

El viaje no fue sencillo. Cuando la flotilla intentó acercarse a Gaza, fue interceptada por las fuerzas militares israelíes. Hubo tensión, asalto en aguas internacionales y detenciones. México intervino rápidamente para proteger y repatriar a sus ciudadanos, que hoy ya están de regreso en casa.

Narro Céspedes celebró esa actuación diplomática, pero también fue claro: esto no puede quedar como un simple incidente marítimo. Dijo que debe servir como “un llamado a la conciencia internacional”, porque el bloqueo a Gaza no solo impide el paso de bienes, sino también de esperanza y libertad.

A su lado, Patricia Luévano González, coordinadora del Movimiento Global hacia Gaza en México, explicó que esta misión civil nació de la impotencia de ver cómo miles de palestinos viven bajo un cerco militar sin acceso a alimentos, medicinas ni servicios básicos. “Nos unimos desde distintas partes del mundo para denunciar un genocidio que ocurre ante los ojos del planeta y muchas veces, bajo el silencio de los medios”, sostuvo.

Luévano añadió que uno de los mayores logros de la flotilla fue visibilizar la situación real en Gaza y recordar que México puede ser un referente moral en la defensa de las causas justas, algo que históricamente ha caracterizado a nuestra diplomacia.

Aunque celebraron el reciente cese al fuego impulsado por Estados Unidos, los integrantes de la flotilla consideraron que la paz será incompleta mientras Palestina no sea reconocida como un Estado autónomo y libre.

En un mundo donde la indiferencia es la norma, los mexicanos de la Flotilla Sumud recordaron que la neutralidad ante la injusticia también toma partido. Y, al menos por un momento, México volvió a mirar al mundo con los valores que siempre lo han distinguido: solidaridad, dignidad y empatía con quienes sufren.

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