Por Bruno Cortés
El debate sobre la Ley de Ingresos 2026 en la Cámara de Diputados se calentó y fuerte. Esta vez fue el priista Rubén Moreira Valdez, coordinador de la bancada del PRI, quien lanzó una crítica directa al actual panorama económico del país: “La deuda es el doble del presupuesto nacional, y se duplicó durante el gobierno de López Obrador”, dijo ante los medios, con tono serio y sin rodeos.
Traducido a palabras sencillas, lo que el diputado está diciendo es que México está gastando más de lo que ingresa y que, para tapar ese hoyo, el gobierno pidió prestado… mucho. Tanto, que la deuda ya equivale a dos veces el dinero con el que se maneja todo el país en un año. Es como si una familia que gana 100 mil pesos anuales debiera 200 mil: puede salir adelante un tiempo, pero si sigue pidiendo prestado, tarde o temprano le va a tronar la cartera.
Moreira aprovechó la discusión de la Ley de Ingresos —el documento que cada año define cuánto dinero va a tener el gobierno y de dónde lo va a sacar— para reclamarle a Morena que presuma una buena recaudación de impuestos, pero al mismo tiempo incremente la deuda. “Morena se burla de México, se burla de Hacienda y de los mexicanos. Presumen que recaudan más, entonces ¿para qué suben impuestos?”, cuestionó.
El priista adelantó que su grupo parlamentario presentará unas 20 reservas al dictamen, es decir, propuestas para modificar algunos artículos o cifras del proyecto que Morena impulsa con mayoría. Pero también anticipó que los morenistas podrían sacar una “sorpresa de último momento”, como suele ocurrir en estas discusiones maratónicas donde los diputados pasan la noche entre discursos, reclamos y votaciones rápidas.
En su discurso, Moreira fue más allá y pintó un panorama oscuro para el arranque del gobierno de Claudia Sheinbaum, a quien —según dijo— le heredaron “cuatro emergencias”:
la inseguridad, una crisis financiera, la falta de crecimiento económico y una crisis de gobernabilidad interna dentro de su propio partido. En otras palabras, el PRI busca posicionar la idea de que el nuevo gobierno arranca con la mesa desordenada y con la cuenta bancaria en números rojos.
Este tipo de acusaciones no son nuevas en el Congreso. Cada año, durante la discusión del presupuesto o la ley de ingresos, los partidos aprovechan para medir fuerzas, mandar mensajes políticos y, claro, colocarse frente a la opinión pública como defensores de la economía o vigilantes del gasto público.
Lo que está en juego no es menor: la Ley de Ingresos 2026 definirá cuánto dinero puede pedir prestado el gobierno, cuántos impuestos cobrará y qué tanto margen tendrá Sheinbaum para operar sus programas sociales y proyectos de infraestructura sin ahogar al país en deuda.
Así que, aunque parezca un debate técnico y aburrido, en realidad se trata del futuro económico inmediato de México. Detrás de las cifras, los discursos y los dimes y diretes, está la pregunta que muchos ciudadanos se hacen: ¿cómo se va a pagar todo lo que el gobierno promete?
Por ahora, Rubén Moreira deja claro que el PRI no piensa dejar pasar el tema sin pelearlo. Y con un Congreso más dividido que nunca, cada voto y cada palabra contarán para definir si México sigue endeudándose… o empieza, por fin, a ajustar sus cuentas.