Pagar y seguir castigado: la deuda que ya no debería perseguirte

Por Juan Pablo Ojeda

 

Imagina que te atrasas en un pago, te aprietas el cinturón, juntas el dinero y finalmente liquidas tu deuda. Respiras tranquilo… pero el sistema no. Aun cuando ya cumpliste, tu nombre puede seguir manchado durante años en los burós de crédito, como si nunca hubieras pagado. Justo contra esa lógica va una iniciativa que llegó a la Cámara de Diputados y que podría cambiarle la vida financiera a millones de personas.

La diputada Azucena Arreola Trinidad, de Morena, propuso una reforma para que, una vez que una persona pague su deuda, el registro negativo en el buró de crédito desaparezca en un plazo máximo de 10 días hábiles y no, como ocurre hoy, hasta seis años después. En pocas palabras: si ya pagaste, ¿por qué seguir castigado?

La legisladora explicó el problema con claridad: los burós de crédito son empresas privadas que manejan datos personales y que emiten reportes sobre el historial financiero de las personas. El detalle es que esos reportes siguen mostrando “manchas” incluso cuando la deuda ya fue cubierta. Eso, dice Arreola, se convierte en una marca negativa permanente, una especie de discriminación financiera que no pasa por ningún juicio ni por una sentencia judicial.

El ejemplo es sencillo y muy común. Te atrasas con el banco, la tienda o la compañía telefónica, después te regularizas y pagas todo. Legalmente, el problema terminó. Pero en los hechos, tu historial sigue cargando con ese retraso como si fuera un pecado imborrable. Esa información, muchas veces desactualizada, limita el acceso a nuevos créditos, a una hipoteca y hasta, en algunos casos, a oportunidades de empleo o vivienda.

El tema no es menor. De acuerdo con datos oficiales, los burós de crédito concentran información sensible de más de 27 millones de personas entre 18 y 70 años. Para muchas de ellas, una deuda ya saldada se vuelve una cadena perpetua que impide avanzar, emprender o mejorar su calidad de vida.

Por eso, la diputada chiapaneca plantea reformar el artículo 23 de la Ley para Regular las Sociedades de Información Crediticia. El objetivo es reducir drásticamente el tiempo en que una persona permanece “castigada” en el buró una vez que cumple con sus obligaciones. La idea de fondo es eliminar el estigma financiero que asocia a alguien con una mala reputación económica, aun cuando ya hizo lo correcto: pagar.

Arreola sostiene que los burós, tal como operan hoy, generan la percepción de imponer castigos sin juicio, basados en reportes unilaterales que no siempre reflejan la realidad actual de la persona. Con la reforma, se busca poner fin a esa práctica y equilibrar la cancha entre los consumidores comunes y las grandes corporaciones financieras.

Además, la iniciativa tiene un efecto que va más allá de lo técnico: fomenta la cultura de pago. Si la gente sabe que al cumplir no quedará marcada por años, hay más incentivos para ponerse al corriente. En cambio, cuando el castigo parece eterno, el sistema termina empujando a la exclusión financiera y social.

Si esta propuesta se aprueba en el Pleno, el mensaje sería claro: pagar sí importa y cumplir debe tener consecuencias positivas. Las personas que liquiden sus deudas ya no estarían a merced de reportes que las persiguen durante años, sino que podrían volver a empezar sin cargas injustas. En palabras simples, sería pasar de un sistema que castiga incluso al que cumple, a uno que reconoce el esfuerzo de ponerse al día.

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