Los secretos de la cara oculta de la Luna: lo que Artemis podría revelar

Por Juan Pablo Ojeda

 

Un equipo de científicos de la Universidad de Arizona ha revelado nuevos detalles sobre la cara oculta de la Luna, la porción del satélite que siempre permanece fuera de nuestra vista y que durante décadas ha sido un misterio para los astrónomos y geólogos. Según un estudio publicado en la revista Nature, el lado lejano de la Luna guarda pistas clave sobre su formación y la historia temprana del Sistema Solar, incluyendo un impacto monumental que habría marcado su geología para siempre.

Hace aproximadamente 4 mil 300 millones de años, cuando el Sistema Solar estaba en sus primeras etapas, un asteroide gigante impactó de manera oblicua en lo que hoy se conoce como la Cuenca del Polo Sur-Aitken, el cráter más grande del satélite. Con una extensión de casi 2 mil kilómetros de norte a sur y 1,600 kilómetros de este a oeste, esta formación no solo alteró la superficie lunar, sino que también dejó rastros radiactivos. El estudio indica que el impacto no llegó desde el sur, como se había pensado, sino desde el norte, y que su ángulo de entrada explica la forma oblonga del cráter.

Este descubrimiento tiene implicaciones directas para las próximas misiones Artemis de la NASA, que alunizarán cerca del polo sur lunar. Los investigadores consideran que el borde inferior de la cuenca será un lugar estratégico para recolectar muestras que podrían contener materiales provenientes del interior profundo de la Luna, ofreciendo así una ventana única al pasado cósmico del satélite y del propio Sistema Solar.

Durante años, los científicos se han preguntado por qué la Luna presenta una asimetría tan marcada entre su cara visible y su lado oculto. La cara cercana a la Tierra está plagada de llanuras volcánicas oscuras conocidas como maria, formadas por el vulcanismo impulsado por elementos residuales como potasio, fósforo y tierras raras, que quedaron concentrados durante la cristalización del océano de magma lunar primitivo. Estos materiales generadores de calor provocaron que el lado cercano se calentara más intensamente, mientras que la cara oculta, engrosada por la corteza y libre de estos elementos, permaneció fría y llena de cráteres.

Los investigadores destacan que a medida que la corteza de la cara oculta se engrosaba, el océano de magma subyacente fue desplazado hacia los lados, intensificando el vulcanismo en la cara visible. Este proceso, junto con el impacto masivo de la Cuenca del Polo Sur-Aitken, habría configurado la geología y composición química del satélite tal como lo conocemos hoy.

Además de ofrecer una explicación a la asimetría lunar, este estudio proporciona una instantánea del tumultuoso pasado de la Luna, que incluye colisiones gigantes y procesos internos de magma que han dejado huellas indelebles en su superficie. Los científicos confían en que las muestras que las futuras misiones Artemis traerán a la Tierra serán determinantes para profundizar en el conocimiento sobre la formación lunar y la evolución de los impactos cósmicos en el Sistema Solar temprano.

En definitiva, la cara oculta de la Luna, hasta ahora inaccesible para exploración directa, podría convertirse en un “tesoro inesperado” para los científicos. Cada roca, cada mineral y cada registro de impacto es una pieza del rompecabezas que ayudará a comprender mejor cómo se formó nuestro único satélite natural y cómo ha evolucionado a lo largo de miles de millones de años.

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