Por Juan Pablo Ojeda
El segundo concierto de Bad Bunny en el Estadio GNP Seguros dejó un momento que se volvió tema nacional: el cantante detuvo la avalancha habitual de fotos y videos para pedirle a las 65 mil personas presentes que guardaran sus celulares y vivieran el show “con el corazón”.
La escena ocurrió justo antes de interpretar DTMF (Debí Tirar Más Fotos), uno de los nuevos himnos de su gira. Con voz calmada, el artista explicó que no se trataba de prohibir, sino de reconectar con el instante: “Más que un video o una foto, es en el corazón”, dijo, antes de lanzar un reto que prendió al estadio:
“Si ustedes se atreven conmigo, los que quieran vivir una experiencia que no se va a repetir, guarden su teléfono y alcen su mano”.
Miles de luces se apagaron al mismo tiempo, quedando solo el escenario, los gritos y un momento que, irónicamente, nadie grabó. La respuesta fue inmediata: manos arriba, emoción pura y un ambiente que rompió por unos minutos la barrera entre artista y público.
Bad Bunny brings out Feid for the DeBÍ TiRAR MáS FOToS World tour in Mexico City. ‼️ pic.twitter.com/usjWS1tBhi
— Rolling Stone (@RollingStone) December 12, 2025
Pero mientras en el estadio la escena se vivió como algo íntimo, en redes sociales se desató el debate. Algunos consideraron la petición “congruente” con la idea de vivir el momento; otros la vieron contradictoria, justo porque la gira y el disco se llaman Debí Tirar Más Fotos, y porque al inicio del concierto se regaló una pequeña cámara falsa que iluminaba el recinto como parte del show.
Los comentarios no tardaron: “¿Entonces tiro fotos o no?”; “Pues no que debí tirar más fotos”; “Ya no entendí nada”.
Aun así, quienes estuvieron ahí coinciden: el gesto fue momentáneo, no una regla, y sorprendió por lo atípico en un concierto masivo.
La noche también tuvo una sorpresa que encendió todavía más al público. Feid apareció sin previo aviso para cantar Perro Negro junto a Bad Bunny, con un mensaje claro en pantalla: “Esta canción es exclusiva para ustedes. No se repetirá en otra ciudad”.
La colaboración inesperada, sumada al reto de guardar los celulares, convirtió el concierto en un evento único para quienes aceptaron vivirlo sin filtros ni pantallas de por medio.

